viernes, 12 de agosto de 2011

Bibliolatría o placer, una entrada tonta

Conozco personas a las que aprecio que veneran los libros. Estupendas lectoras, buscan, discuten y comentan con entusiasmo y desprecio lo que les llega y lo que les estraga. Sin embargo, a veces en estas conversaciones siento incomodidad por la busqueda demianesca (de Demian, de Hesse) de verdades ocultas, espirituales, guías de sabiduría. Creo que Demian tiene razón al decir que al final buscó la verdad en las enseñanzas de la sangre.

¿Estamos tan huérfanos? ¿Necesitamos orientación? Desde la pequeña lona que finge ser tienda en la cumbre de un acantilado que rige la selva, uno se inclina a creer que sí, uno, que no sabe encontrar su camino. Pero siente desconfianza al pretender que palabras impresas por los mismos tipos que se usan para redactar anuncios y propaganda pueden simular las verdades del mundo. Y siente perplejidad pensando que un objeto de ocio y placer sea considerado con fines utilitaristas. Puede que leer otorgue ventajas añadidas, pero ninguna podrá aspirar jamás a la grandeza del placer irreverente con la utilidad y la búsqueda de categorías productivas. La imaginación por el mero placer de escapar, inventar, maliciar, percibir desde otro punto, mirar escondido, oír fuentes en palacios prohibidos, viajar en naves espaciales. Pese a todo, no encuentro en nada de ello una enseñanza concreta de vida, más allá de un vago desprecio oculto y leve por el dogmatismo, las normas y el sentido práctico de los días (agarrado un momento a la cola del viento me siento mejor). Sé que todo es necesario y que no soy nadie, pero encuentro un lugar de resistencia o de celebración. Y sí, me siento vivo. Nadie se encuentra en modo stand-by cuando lee, como no lo hace cuando pasea oyendo el rumor del río, va al cine, juega con su consola, ve fútbol, piensa sobre este feo mundo y sus flores del mal, escucha música o la baila. A veces pareciera que la ideología dominante de la producción, la acumulación y la búsqueda exclusiva de la gratificación individual (reciba el nombre que reciba) permitiera que sólo fuera auténtica vida la del rito socialmente aceptado como tal o dentro de los cauces ociosos que reciben el sello de aprobación colectiva.

Vivir o leer, que se me va la pinza. No conozco a nadie que haya planteado el tema seriamente, excepto quizá Cervantes, y diría que en forma de burla, aunque el peso de los años encumbrara su obra. Nadie toma lo que lee por un "Elige tu propia aventura" en un sentido estricto, pero todo lo es, ficción o realidad. Todos leemos por el placer de sentir y pensar fuera de nosotros mismos, creo. Y a veces encontramos frases, reflexiones, chistes e imágenes que nos endulzan el momento. Pero, al igual que no creo a los neopoligoneros que desprecian lo escrito y que afirman saber mucho de la vida y "lo que no viene en los libros" (cómo si quien escribe cualquier cosa no lo hiciera con la mochila cargada de vivencias y el poso que dejaron en él. Los subnormales, con perdón :D) tampoco veo posible esa idolatría hacia los libros y la lectura, más allá de la propia satisfacción que ofrece. Nadie hace el amor porque haya oído acerca de sus ventajas para la salud. Me cuesta entender esa idolatría hacia la espiritualidad y las enseñanzas trascendentales que puede ofrecer a un individuo concreto un texto destinado a la mayor cantidad de personas posibles (salvando el talento narrativo, desde luego, pero eso es otra cosa, identificarse no es alucinarse)

A veces siento que lo leído puede aportar una nueva visión, otra idea. Prefiero pensar que es un punto de partida hacia un camino que quizá no tome, pero que ahora sé que existe. Pero igual que no espero de una brújula que me lleve mágicamente hacia el lugar a dónde me dirijo, no tomo las frases sentenciosas o profundas, que existen, como un mapa completo, sino como un rumor antiguo que puede ser descifrado en parte. Y luego, salgo a la calle, igual, mejor o peor (a veces, lees cosas decepcionantes), deseando haber pasado el rato entre cervezas y amigos, con mi amor, haciendo deporte o tumbado en la hierba sintiendo el sol con los ojos velados. Nunca con una verdad trascendente que un libro me haya aportado. Pero, a poca suerte que haya, con una sonrisa. Y las caras parecen más amables. ¿Podría pedir algo más?


Acabas de leer cuando de repente aparece ante ti un ensaje de ordenador con la inconfundible marca de Murphy. ¿Seguirás la pista o esperarás un poco aún?

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Elige tu propia aventura ;)


8 comentarios:

  1. ¿Cómo llego a la página 113?
    Creo que cada uno lee por sus propios motivos, ya sea placer o sueños de aventura.

    Y mirá, ya empecé a armar mi propia aventura.
    See ya!

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  2. Por supuesto que me ha gustado esta entrada.
    Leer a mi me dá la vida....me lleva a parajes e historias inéditas....vidas por vivir...Un beso

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  3. Muchos charlas sobre libros llevan una carga de pedantería, admitido. En tu caso ya está en la basura y muy bien me parece. Pero los libros condimentan y van sazonando una vida.
    ¿Vivir o leer? Nunca aceptaré tal dicotomía. El gozo de una buena lectura no excluye la sensación ante una tormenta y el disfrute de una fiesta no elimina una estupenda novela.
    Sin idolatrar nada, sin nada desechar.
    Un viaje hay que vivirlo, pero si lo aderezo con buenos libros, el resultado será mejor.
    Demian... qué voy a decir de su autor del que tengo 21 libros. En su "Narciso y Goldmundo" hay algode lo que tú aquí planteas.
    Un saludo hessiano
    DEMIAN

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  4. Yo siempre me quedaba con las tres opciones y exploraba los tres finales.

    La lectura o la vida. Me recuerda a "La escritura o la vida" de Semprún.

    Besos

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  5. Quizás el poder de los libros y de la lectura esté sobrevalorado. Sin embargo, cuando veo a aquellos que aún no han encontrado el libro que los haya hecho aficionados a la lectura, no puedo evitar pensar que se están perdiendo una parte fundamental de las cosas que ofrece la vida.
    Por cierto, lo de subnormales te ha salido del alma.
    Espero que no haga mucho calor bajo esa lona...

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  6. No imagino la vida sin libros, sin lectura. No creo que la lectura esté sobrevalorada, (en mi opinión es algo fundamental y totalmente necesario) pero sí veo que, en ocasiones, ciertos argumentos se toman como dogma de fe, por el simple hecho de haber sido leídos.
    Todo en su justa medida, pero, ¿cuál es esa medida?
    Ahí está el dilema.


    Saludos.

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  7. A veces y en cualquier reunión, sea literaria o no, mentar un título, un autor o incluso una frase elegida a posta de ese u otro autor,pretende hacer creer a los allí presentes cuánta literatura se lee, cuánta trascendencia les ha dejado (que también podría darse el caso)y cuán por arriba están de los otros contertulios que no han llegado a estadio que han logrado al trascender de una manera única y personal a esa obra. Se desprende un cierto tufo a esnobismo. Sin embargo leer por placer, por una búsqueda, por aprendizaje o por enseñanza no va nada reñido con lo que, paralelamente nos va ofreciendo la propia vida. Sea la que cada uno libremente haya querido vivir. Así también me parece que puede pasar con las obras literias. Una obra puede llegar a mis manos en el momento preciso en que mi estado anímico, mi situación personal y mi experiencia personal me acompañe para que ese libro, una vez leido, me diga algo, me deje un rastro o simplemente me llene con placer. Pero podría darse el caso al revés completamente. Y sin embargo nadie es quien para enjuiciar mi compenetración o no con esa litaratura que en ese momento me cautivó o no. Vada cuá tiene gustos, momentos, situaciones, experiencias en las que te pueden marcar una lectura esté de moda o no, o una simple palabra escrita con cordura y/o afecto en un blog. Creo que una cosa no descarta a la otra. Y así creo también que pasa o podria pasar con las dos caras de la moneda que nos planteas. El esnobismo por el esnobismo es lo que queda en el aire y a mi personalmente no me llena mis alforjas. Cierta pedantería no convive muy bien con esta que suscribe. Un abrazo Explorador. Tanci

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  8. Concuerdo con ambos (o el mismo) Anónimos.

    La literatura no debería ser algo de lo que fardar. Esnobismo, como ya ha dicho.

    Pero no se puede minusvalorar la literatura. Los libros son ESENCIALES para nuestra existencia, son de las pocas cosas realmente necesarias en la vida. Leer, leer mucho, logra que te preguntes cosas, que pienses, que reflexiones y hagas uso de la autocrítica. Te permite no convertirte en un jodido cani/bakala.

    No hay mayor disfrute que la lectura.

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