martes, 23 de abril de 2019

5 libros para el día del libro

Serán a vuelapluma, cinco recomendaciones tratando de interesaros.

La Revolución Rusa, Richard Pipes. Es sin duda el acontecimiento del siglo pasado junto con la primera guerra mundial, que se entrevera con ella. Pipes resume admirablemente una explosión que aún sigue conmoviendo al mundo. Traza orígenes y expone hechos que resultarían difíciles de creer en una obra de ficción. Absorbente

¿Qué pasaría si...? de Randall Munroe. Una celebración de la ciencia y el asombro de estar vivos, las respuestas serias a preguntas rebuscadas ofrecen un cierto consuelo a los devaneos del azar; si fuéramos conscientes de todas las causas que generamos, viviríamos la maravilla de nuestro breve paso.

El vendedor de tabaco, Robert Seethaler. Un escritorazo que bajo la aparente modestia de sus historias encubre un titánico propósito: reflejar que en cada tarde de aburrimiento, en cada inconveniencia casual y cada detalle, hay algo irrepetible que nos forma, incesante.

Nobleza de espíritu y Para combatir esta era, de Rob Riemen. Ensayos breves que apelan a lo mejor que hay en nosotros, lo que queda en pie cuando nos traicionamos. Una llamada de esperanza en medio de estos tiempos confusos.

Para acabar con un broche, poesía de Blas de Otero. Un poeta fieramente humano luchando desde sus entrañas en el abismo de la sombra, para pasar su luz a otras voces que vinieran detrás



A LA INMENSA MAYORÍA

Aquí tenéis, en canto y alma, al hombre
aquel que amó, vivió, murió por dentro
y un buen día bajó a la calle: entonces
comprendió: y rompió todos su versos.

Así es, así fue. Salió una noche
echando espuma por los ojos, ebrio
de amor, huyendo sin saber adónde:
a donde el aire no apestase a muerto.

Tiendas de paz, brizados pabellones,
eran sus brazos, como llama al viento;
olas de sangre contra el pecho, enormes
olas de odio, ved, por todo el cuerpo.

¡Aquí! ¡Llegad! ¡Ay! Ángeles atroces
en vuelo horizontal cruzan el cielo;
horribles peces de metal recorren
las espaldas del mar, de puerto a puerto.

Yo doy todos mis versos por un hombre
en paz. Aquí tenéis, en carne y hueso,
mi última voluntad. Bilbao, a once
de abril, cincuenta y uno.
                                          Blas de Otero.

Sed felices. Aventuraos en otras selvas. Vivid más vidas.




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