no estoy para nadie
ni siquiera para ti
y aquí estoy tumbado a la bartola
me rasco la barriga y escucho a los Kinks
estoy tocando el trombón en una tarde de sol
no me apetece trabajar
Siniestro Total
Esta entrada ha sido fastidiada. Después de tenerla prácticamente hecha, se borró, así que me temo que su perspicacia, lucidez y amenidad serán imposibles de reproducir en esta ;P . Se siente.
La canción, ¡¡hay que oirla!! :DD
http://www.youtube.com/watch?v=1h1oRP7FfBw
Fue número 1 (en una época en la que los números 1 significaban algo) en las listas británicas, y es un delicioso ritmo medio de music hall (ese aprecio por las tradiciones musicales siempre) en la que el protagonista se queja de estar cansado de estar cansado de las obligaciones y los deberes que ensombrecen el placentero disfrute de una tarde soleada. La canción mece al oyente y su sortilegio perdura despues de que el coro termine de cantar el estribillo, manteniéndole en un estado de quietud muy grato. O al menos, eso me pasa a mí. Es una canción que haría mi casa, un prodigio de letra profunda y sencilla, un bajo tenaz que simula un martillo repicante que es vencido por la festiva actitud de quien decide bajarse del mundo durante una tarde irrepetible que nunca más volverá.
Por su parte, Paul Lafargue, yerno de Karl Marx y pariente lejano de Ray Davies y de todos los que reverenciamos el lado lúdico de la vida (y somos algo vagos, me temo), escribió un texto marxista y antimarxista a la vez, arrebatado, audaz y lúcido (también tópico y excesivamente idealizado, supongo), titulado El derecho a la pereza,
http://www.marxists.org/espanol/lafargue/1880s/1883.htm
que comienza así:
"Una extraña locura se ha apoderado de las clases obreras de las naciones donde domina la civilización capitalista. Esta locura trae como resultado las miserias individuales y sociales que, desde hace siglos, torturan a la triste humanidad. Esta locura es el amor al trabajo, la pasión moribunda por el trabajo, llevada hasta el agotamiento de las fuerzas vitales del individuo y de sus hijos. En vez de reaccionar contra esta aberración mental, los curas, los economistas y los moralistas han sacralizado el trabajo. Hombres ciegos y de escaso talento, quisieron ser más sabios que su dios; hombres débiles y despreciables, quisieron rehabilitar lo que su dios había maldecido...".
Podeís leerlo completo en el enlace, y formaros la opinión que queraís. A mí me gusta mucho.
Hoy, en la situación actual de crisis perpetua y eterna, esa en la que sólo parecen importar la falta de rentabilidad(viene de renta), productividad (viene de producto) y la falta de trabajo es la verdadera malidición para millones de personas que sienten que su valor humano es el que otro semejante pague por él, en el que el dinero y el poder se han entrelazado de una forma tan íntima como el espacio y el tiempo después de Einstein y son las fuerzas rectoras de un diminuto cuadrante del Universo, la obsesión por el trabajo o su falta se ha convertido en una distorsión irresistible sobre nuestras formas de vida (absolutamente privilegiadas, vistas en perspectiva. Pero es lo que conozco).
Y se me ocurre que en esta plaga, todos perdemos y somos víctimas. Cuando la educación es instrucción profesional que sólo satisface las necesidades que pueda demandar el multiforme mercado laboral para que el neoproletariado esté preparado a cualquier eventual demanda de fuerza productiva, fuerza rentable, fuerza competitiva...fuerza que sufre, ríe y tiene ganas de ser feliz, su libertad es una mascarada, una ficción con la forma de algún demonio sarcástico. Cuando el saber sólo tiene la obligación de ser útil, nosotros somos sus esclavos, no sus dueños. Otro enlace lo explicará mejor que yo:
Si alguien se hubiera limitado a decirnos que los institutos de bachillerato o las universidades son demasiado caros, que la ilustración como instrumento de emancipación y de justicia social ya no resulta rentable y que hay que acometer su reconversión para transformar los antiguos establecimientos de enseñanza y de investigación en modernas expendedurías de “conocimiento-rápido” o “conocimiento-basura” al estilo de las empresas de trabajo temporal y precario, esto nos habría resultado muy penoso desde el punto de vista profesional y personal, pero también muy conocido si tenemos alguna experiencia y alguna memoria de clase trabajadora. Lo verdaderamente deshonroso es que esta humillación se ha envuelto en los ropajes de una “revolución del conocimiento” sin precedentes que llevará a nuestros países a alcanzar altas cotas de progreso y puestos de cabeza en el hit parade internacional de la innovación científica. En El País del 22 de Abril de 2006 (“Juan Pablo II”), Rafael Sánchez Ferlosio recordaba una vez más que “la apología positiva del ‘trabajo’ en sí mismo y por sí mismo surgió con el capitalismo y su necesidad de mano de obra, y fue enseguida recogida sin rechistar por el marxismo; la exaltación del trabajo –sin determinación de contenido– como virtud moral se desarrolló como la más perversa pedagogía para obreros”. Nosotros tendríamos ahora que decir que “la apología positiva del ‘conocimiento’ en sí mismo y por sí mismo” surgió con la derecha ultraliberal y su necesidad de empleados inestables, y fue enseguida recogida sin rechistar por la izquierda aerodinámica; y que “la exaltación del conocimiento –sin determinación de contenido– como virtud moral” se ha desarrollado al modo de “la más perversa pedagogía” para obreros del saber descualificado.
http://firgoa.usc.es/drupal/node/41470
No sé que conclusión se puede sacar de 3 ideas mal conexas y una canción con aires de fiesta y cesped suave. Se me ocurre una tentativa: La frase del geómetra Teodoro, quien hablaba (en una tarde soleada, imagino) con Sócrates sobre la naturaleza del saber (si sólo debía ser útil, supongo), y que advertido por el tábano de Atenas sobre la complejidad del tema y del tiempo que podría llevarles, replicó airado, ¿Es que acaso no tenemos tiempo libre? .
No conozco la respuesta de Sócrates, y supongo que que cada uno debe buscar la suya, y yo la mía. Lo que sí intuyo es que no hay pregunta más importante que hacerse que esa. En ello andamos, a ratos tumbados en la hierba, a ratos intentando llegar a ser "hombres de provecho". Siento no poder reproducir la genialidad de la anterior entrada, peeerooo... ;PP. Hasta pronto :) ¡y os deseo que permanezcaís ociosos mucho tiempo libre!