sábado, 7 de noviembre de 2020

Mensajes del futuro pasado.

 Vimos caer la lluvia y cerramos los párpados. Habíamos nacido al sol duro y justo del sudor y el pan. Nos levantábamos con la aurora para amasar el día y sacar de él el sustento que necesitamos para vivir. Y ese sustento es la verdad misma. Nada vive sin verdad, y por eso el poblado perdió color hace anyos. Hemos visto tanta pasión que escapaba de nuestros labios dolorosos como una fruta fresca, pero tras su suave hálito no quedaba nada. La tierra se agostó y el agua no caía ya sobre la tierra roturada, sino sobre el yermo satisfecho de sí.

Vimos correr el viento y volvimos la mirada. Antes de que la podredumbre se instalase, el espíritu del cierzo avanzaba noticias que eran demasiado desagradables para confrontar. Perdimos fuerza en el brazo y la ganamos en la lengua, siempre presta a herir. Nos revolvimos contra la pureza y abrazamos lo que nos servía, hasta que nos encadenó.

La verdad es aquello sin lo que uno no puede vivir, que marca la respiración y el paso. La verdad es la vida misma. 


Nota fechada en 2028, encontrada en el parque de San Genaro y conservada en el Museo de la Humanidad, sito en Tokio, año 3124 

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