jueves, 17 de marzo de 2011

Sport must go on...

Como todos los niños, quise ser un héroe. Un ídolo admirado y querido (adorado, más bien, aunque entonces quizá no sabía distinguir entre ambas cosas)...y no había otro horizonte mental para eso que ser un deportista de élite exitoso y reconocido. Todos veíamos los partidos importantes, apoyábamos a los nuestros, y creo que en el fondo, deseábamos ser ellos. Los imitábamos entre los patios de un colegio de suelo duro, y porterías de redes raídas, en horas de gimnasia o en el recreo con una botella o bola de papel albal como balón y todos contra todos, corriendo sin sentido, o con el sentido que le daba la pelota improvisada, que es el unico sentido que tiene el fútbol. Después de las clases, jugábamos en el patio a balonmano, a veces baloncesto, o volvíamos al fútbol, y en los parques seguíamos pidíendonos países, jugadores, equipos y jugabamos un mundialito. El fútbol no era el único deporte (recuerdo a Lorenzo Rico y a la Jugoplástika de Split como ídolos perpetuos), pero era el rey indiscutible. Y los jugadores parecían trabajadores empeñados en honrar a los aficionados de un club que les pagaba bien por dejar todo en el campo para que quienes no habían tenido la suerte de ser elegidos para representarlos salieran orgullosos de la cancha.

Ese era el fútbol que apasionaba a los personajes de La Peste de Albert camus que en medio de la epidemia discuten sobre el medio centro, el de los héroes refulgentes en el sol o caídos en la sombra de Eduardo Galeano, el Garrincha de la canción de Alfredo Zitarrosa (Lo lleva atado al pie como una luna atada al flanco de un jinete /lo juega sin saber que juega el sentimiento de una muchedumbre /y le pega tan suave tan corto tan bello /que el balon es palomo de comba en el vuelo /y lo toca tan justo tan leve tan quedo /que lo limpia de barro y lo cuelga del cielo /¡y se estremece la gente /y lo ovaciona la gente!) o el de la tripulación de Shackleton atrapada en la Antartida organizando partidos en el hielo.


Luego, mis sueños se quedaron en un cajón de la memoria. Pero seguí aficionado a ese reino mágico de ilusión, donde las desgracias se sepultan por la esperanza que puede traer la próxima semana, la gente se une en pasión compartidas y olvida casi todo lo demás durante unos cuantos minutos plenos de mentira maravillosa.

Pero me lastima es ver que ese mundo de héroes esforzados, tenaces y cercanos es ahora la última premiere de Hollywood, con alfombra roja, mucho envoltorio, y la sensación de barraca de feria y embaucadores profesionales con chaleco. Supongo que cuando era niño tampoco difería tanto y no me daba cuenta...pero es que lo de ahora es una locura, un master en marketing, un producto manufacturado, envuelto y listo para vender en cada hogar que se pueda. Afortunadamente, siempre habrá una pelota que pueda querer entrar o no en una portería o en un aro. Ese instante justifica tantas tonterías.

Ahora cualquier deportista es un superhéroe, con alimentos y ejercicios planificados al milímetro, participa en campañas solidarias, deja los detalles de la vida cotidiana a un representante que le ofreció sus servicios cuando tenía 6 años, tiene asesores de imagen, jefes de prensa, anuncia coches, bancos o espárragos, opina que el equipo lo ha intentado y sonríe mucho en las ruedas de prensa que da cada día para contarnos sus apasionantes entrenamientos y que se encuentra bien. Vende camisetas , cambia de peinado, se hace un tatuaje y tiene detrás suyo a cientos de persona informando puntualmente de cada una de estas gilipolleces.

Hace poco, un entrenador con 23 años a sus espaldas en el banquillo de un equipo, los tah Jazz de la NBA, cesó porque había discutido con la estrella del equipo y el propietario del club no quería refrendar la sanción que Jerry Sloan quería imponer. ¿Por qué? Pues porque el espectáculo es la estrella, sus gestos, sus declaraciones, sus tatoos, su persona misma. Y luego ya, ganar o perder es lo importante. Dinero, me refiero. Los aficionados estamos a merced de la macroeconomía deportiva (que esa es otra, no entiendo que se pueda decir que el deporte, en concreto el fútbol, pueda generar toda la barbaridad de dinero que añoa tras año gasta). Pero seguimos picando.

Y en fin, añoro las épocas en las que mi padre podía llevarme a ver un entrenamiento de la selección, o ver un partido con entradas regaladas en la esquina del estadio en las gradas de cemento en días nublados o lluviosos, ver a los míos esforzarse sobre la lluvia, equivocarse fatalmente o alcanzar la gloria del gol en un ambiente modesto, con aficionados fieles discutiendo sobre necesidad de un lateral o acercándose al portero para felicitarlo por la última parada del día anterior (si soy sincero, añado que tampoco entiendo mucho a la gente que tiene esa devoción por su equipo. Pero cuando es honesta, no me importa. Cada cual tiene sus obsesiones) También había grosería y actitudes reprobables entonces. Pero era más auténtico.

No quiero ser testigo cada día de marcas inconcebibles, hazañas y records, me basta con apreciar el esfuerzo y la habilidad entregadas honestamente. Y disfrutar del juego que cuando los flashes declinan y los micrófonos callan, ofrecen a esos héroes (falsos, pero durante lo que dura el juego lo olvidaremos) la posibilidad de nuestra gratitud. Y discutir sobre aquella falta y aquella tarjeta en un ambiente de camaradería y exaltación. Y seguir la pelota, como en los recreos, entre cientos de piernas indiferentes o con la intención de robárnosla para salir corriendo en cualquier dirección, sólo por el placer de intentar domarla. Porque, más allá de todo lo anterior, el alma de esos deportes es la pelota. Y también, en palabras de Galeano, el clamoroso silencio del estadio vacío, donde ha caído la noche y algún vencido sigue sentado, solo, incapaz de moverse, en medio de las inmensas gradas sin nadie.

P.D: Ánimo, Abidal :)

13 comentarios:

  1. Buena reflexión,creo que los entes que regulan el deporte ya no funcionan como mecanismos moderadores de la competición,sino mas bien como macroempresas que venden al deporte en si como producto.

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  2. Interesante y veraz, me tienen hastiada con Beckham y Messi, Lionel es considerado un ídolo, las adolescentes lloran por él (o por sus millones) todo es marketing, muy bien planeado. Hasta que punto llega en Argentina, que cuándo relataban los partidos del mundial, los periodistas argentinos, al tomar la pelota messi, gritaban hasta el paroxismo su nombre, como si tuviera el poder de ganar el mundial por si solo, cuándo la verdad es que da pena cada vez que juega para mi país.
    Un abrazo!

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  3. Muy bueno, de la épica a la estética, del héroe a la macroeconomía (y vaya si lo es) del fútbol de hoy.
    Me encanta el fútbol, esa es la verdad. He jugado mucho y muchos años. Pero llevo un hartazgo del dicktaBarça (mi equipo) y el dicktaMadrid, que vaya, que nunca había visto tan pocos partidos como en los dos últimos años.
    Abres un diario, pones la tele, miras en Internet y ahí están ellos. Que si Guardiola ha cambiado el color del jeresy, que si Mou ha dicho, que si.... ¡Basta!

    Pienso, vaya, aseguro, que has dado en el clavo: el dinero ha transformado este deporte en algo distinto a aquellos tiempos pasados. Y es que la cosa va de mucha pasta.

    PD: no lo dudéis, el mejor deporte del mundo es el judo.

    Saludos.

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  4. Tal vez el deporte se ha engalanado más de "glamour" que de auténtico deporte y ejercicio físico. En realidad hasta en el propio ejercicio físico y en el mismo juego se ven "poses" estudiadas. Tal y como se requiere en estos tiempos de "realities" y "glamour". Así que, lo que añoras es muy probable que no vuelva, más que nada porque todo en este mundo se ha desvirtuado.Hay pequeñas islitas en este mundo o islotes, que por mucho que queramos no las vamos a poder cambiar, aunque suponga una añoranza y hast algo de tristeza.Pero con lo que estoy totalmente de acuerdo contigo es con lo de la autenticidad. Y para que esos tiempos vuelvan, el ser humano tendría que evolucionar. y a eso es a lo que creo que no está dispuesto. Manda el dinero. Un abrazo Explorador. ;-)

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  5. A mi modo de ver, existe un "antídoto" : ver los partidos y competiciones de los más pequeños. Chavales que se esfuerzan con ilusión y entrega por compartir con sus compas un objetivo, sabiendo respetar a los contrarios. No hay millones en juego (al menos de euros) sino otros valores en la cancha.

    Saludos!

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  6. Me encanta el fútbol y soy una madridista convencida. PAso de ver el negocio, como en todo, me quedo con la pasión
    Buena entrada

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  7. El fútbol no es racional, el fútbol solo tiene que ser pasión, te lo dice un colchonero que de eso sabe lo que se dice.
    El resto, cuando el balón no está rodando, es puro teatro.
    Me ha encantado, un abrazo.

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  8. Tú seguro que eras seguidor del gran Hristo Stoichkov y sus galopadas por la banda.

    No era todavía hace mucho, a principios-mediados de los 90, cuando los futbolistas vivían bastante despreocupados por su imagen, salían en la sala de prensa siempre en chandal, y cuando iban vestidos de calle lo más que llevaban era un polo de cocodrilo y la raya en el pelo después de ducharse xD Y en invierno se veían tan pálidos como cualquiera.

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  9. el deporte ya no es deporte ahora es un show lleno de estrellas... por cierto como tus post son bastantes largos este diseño le hace más ligero, a mí me gusta más

    un saludo

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  10. Pues es cierto, pero como algunos apuntan hay competiciones que sigue mereciendo la pena seguir por la verdad que transmiten. Justamente ahora se está disputando el Torneo Final de Baloncesto de la NCAA. Mientras la NBA y los sindicatos de jugadores discuten sobre cifras con muchísimos ceros estos jugadores que dentro de poco pasarán a ser mercenarios luchan y si hace falta mueren por sus compañeros de equipo y de universidad transmitiendo los verdaderos valores del deporte.

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  11. Las pasiones son las que mueven el mundo. En mi caso, el baile

    ¡Saludos!

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  12. Ya levaba tiempo sin pasar por tu casita, y aquí estoy, a ver que me cuentas
    Mi Explorador y sus deportes, jeje, bueno ya hablamos en su día, que a mi solo en cuestión de practica, pues el voleibol y la natación, y si hay que verlo, yo diría que el patinaje artístico, no se.
    El futbol no es que no me guste, pero creo que ya se hace pesado que los deportistas hagan sus intrusiones según su cuenta corriente y no me refiero a que a mas números mejor trabajo eh...
    El caso es que debemos (sea cual sea) disfrutar de nuestros hobbies y gustos, si no la vida es un completo muermo.
    Besos mi Explorador, no nos dejes caer demasiado por el acantilado

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  13. Muchas gracias a todos por los comentarios. Coincido, el deporte es pasión...pero necesitamos menos hogueras de vanidades y más ejemplos de verdad. Siento no tener tiempo para contestaros a todos como mereceís, perdonadme, por favor.

    Un abrazo enorme a todos juntos y a cada uno por separado. Sois lo mejor :)

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