Así que, sin ánimo de exaltarme ni de recordar demasiado un hecho concreto que la historia antes o después volteará en un sentido opuesto, para que las alegrías y los pesares se repartan, me gustaría tratar de un partido de gran belleza muy disfrutable ayer para mí. Se preveía un partido igualad, porque el real Madrid, que es un equipo sensacional, estaba jugando muy bien y destrozando a sus rivales, mientras que el Barça iba reencontrándose con su mejor juego. Pero no sucedió nada de eso, y el barcelona pudo ganar con mucha claridad. El Madrid salió sin confianza, el árbitro no señaló un penalty claro, en mi opinión, hubo tensión y excesivos nervios y detalles feos por ambas partes. Pero como no va a ser una crónica, me ahorro todo eso, y me quedo con la deslumbrante poesía (en el sentido aristotélico y en el coloquial) que regala un chico de apenas 30 años cuando juega con la pelota. Se llama Xavi, y casi cada toque que regala provoca que después pasen las buenas cosas que pasan. Al menos si tu equipo es el Barcelona, o la selección española, o ambos.
Todo parece fácil cuando está cerca, controla, mira, busca, pasa, se mueve. Si necesita bajar a empezar la jugada encuentra la forma de iniciarla. Si hace falta pausa, retrasa. Si es necesario, puede dar un pase entre un bosque de jugadores con la precisión y la elegancia de una línea clásica entre las filigranas ajenas, que la completan pero quedan huérfanas sin ellas. Si la jugada debe seguir cocinándose, no interrumpe el juego con raptos genialoides, y comparte la pelota, a la espera del momento preciso. Si hay que aprovechar los huecos, se acerca al área, se desmarca y define con la clase que le sobra. Mejora a sus compañeros e intenta convertir cada partido en un espectáculo digno de ser recordado (pero la magia sucede cada cierto tiempo, por eso es tan valiosa). Y al final, prodigio entre los prodigios, casi es capaz de lograr el supremo arte de prestidigitación que en deporte puede darse; el resultado acaba siendo una cuestión menor.
Hay quienes persiguen la Historia, sin ser del todo conscientes que lo logrado quedará, pero será enterrado por lo que venga (y peor aún, que si no se logra nada tangible, a veces prosaico y falaz, una copa, un "título", toda esa estrategia que desprecia el modo en favor del que o el cuanto no puede rescatar nada de las derrotas, que siempre llegan, para todos) y quienes, en una mezcla de modestia y soberbia, inspiradora reivindicación de la belleza, aspiran a dejar recuerdos indelebles en los ojos de los aficionados, que nunca puedan ser erosionados por la espuma de los días. Zidane era uno de ellos. Creo que no sonará muy herético decir que Xavi pertenece junto con él y algunos otros, pocos, a esa categoría de los elegidos.
No sé como será en el trato, su simpatía o bondad, parece un buen tipo, no un cani o un consentido como esos Ramos o Piqué, muy facultados para la práctica deportiva, pero que deberían estar estudiando el bachillerato o las normas básicas de educación (aquí pego un palo gratuito, para enganchar a los lectores con adhesiones o indignación, he aprendido de vosotros, periodistas forofos ;PP, pero es sinceramente la impresión que me dan), pero en esto no me fío ni de mi mismo. Lo que es seguro es que ver a Xavi jugando despierta en mi una admiración que me sorprende a veces, dada la intensidad que alcanza. Es Usted un monstruo, Señor Hernández. Pensar que en algún momento pude dudar de él...que tonto he sido :DDD
Sobre cosas más generales del partido, que decir. El Madrid se desconectó tan sorprendentemente, y tan pronto del encuentro (con dos goles en contra pronto es muy dificíl, evidentemente) que adelantó muchísimo su línea defensiva sin que su centro del campo presionase de modo conveniente a los pasadores, así que dejaron muchas vías de agua a la espalda de sus defensas, sin que Casillas estuviese más adelantado para poder llegar pronto a los pases a la espalda de su defensa. Y ahí empezaron sus problemas. Especial mención para el mal partido de sus laterales, 4 goles son por no asegurar su posición, aunque la verdad es que al final el equipo estaba muy partido, y era difícil evitarlo.
Y bueno, mucha gente a la que aprecio mucho es madridista, así que bueno, sé que es duro, pero sólo es un partido, el Madrid volverá a ganar, el Barça volverá a perder, y dentro de una rivalidad sana y amable, se disfruta y se padece hoy, se padecerá y disfrutará mañana. Pero, con vuestro permiso, lo que ví ayer lo guardaré conmigo. Ah, y por muy prosaicos y falaces que sean los premios, como no le den el balón de oro a Xavi lloraré y no respiraré durante el tiempo que pueda aguantarlo. No me pongan a prueba, señores de la UEFA.
